El próximo domingo celebramos el Día de la Madre, una celebración que se remonta a la Antigua Grecia cuando ya se veneraba a Rea, madre del dios Zeus. Y es que todas las culturas marcan un día en el calendario para recordar a sus progenitoras y agradecerles su labor. El primer domingo de mayo se felicita a la madres españolas, húngaras, portuguesas, sudafricanas y lituanas. Este mes es el elegido por la mayoría, aunque países como Noruega lo festejan en febrero, u otros como Egipto, Líbano, Marruecos, Palestina o Siria lo hacen coincidir con la llegada de la primavera.
Sea cuando sea, reconocer su papel es algo muy importante. Ser madre no es nada fácil en muchos rincones del planeta. Todavía hoy, tenemos que hablar del riesgo que supone el embarazo para muchas de ellas. Unicef nos recuerda que más de 1000 mujeres mueren cada día por causas relacionadas con la gestación o el parto. Algunos de los factores que contribuyen a este riesgo son la edad prematura en las embarazadas o la mutilación genital, prácticas que aún son habituales en algunos países.
Desde siempre, las mujeres han sido los pilares de las familias. Ellas han forjado el carácter de las comunidades, educando a los hijos y preservando los valores de cada cultura. Un ejemplo de ello son las madres esquimales. En estas sociedades se lleva a los bebés constantemente en brazos y consideran el llanto del niño como un síntoma que indica un estado de tensión infantil que necesitan calmar. Algunos estudios constatan que esta forma de criar a sus hijos evita una conducta agresiva al llegar a adulto. Entre los esquimales no existe jerarquía de dominación y es una de los pocos pueblos que jamás ha estado en guerra.
En la cultura asiática, se considera que una educación autoritaria es la única manera de hacer de los hijos unos triunfadores.
Lamentablemente, en algunas regiones de Asia Meridional y África la mayoría de las mujeres continúa siendo analfabeta. Una situación que contribuye a preservar costumbres y tradiciones que en nada favorecen al desarrollo cultural de sus hijos.
En países como el nuestro, las madres también juegan un papel primordial y, además, la figura materna abarca un enorme abanico de posibilidades, por eso, el próximo domingo debemos felicitar a todas: a las que no tienen el mismo color de piel que sus hijos, a las que buscan sin descanso a un niño que desapareció en un hospital, a las que decidieron que fuera otra persona quien pariese a su bebé, a las que cuidan a los hijos de sus hijos… Porque todas se merecen, no un día, sino los 364 restantes.
¡Felicidades Mamás!